La materia de "la cosa cultura” se identifica, primordialmente, por una parte, con un conjunto especial de acciones procesales necesarias e indispensables para cultivar un bien; este conjunto se entiende como “una forma especial de las acciones que corresponden a los comportamientos y a la conducta referidos, exclusivamente, al logro de algo apreciado como "bueno". Por otra parte, en seguida, también aparece como materia suya “el conjunto de los efectos o productos de estas acciones: el bien logrado, el bien producto de las acciones de cultivar.
Así, "la cosa cultura" se identifica con el conjunto total de las acciones procesales y de sus efectos necesarios e indispensables en la producción o el logro de un bien.
Para cuando se trata de cultivar lo percibido como un antónimo del bien o de lo bueno, es decir, algo apreciado como dañino, malo o perverso, en el idioma castellano o español se creó la palabra ANTICULTURA, incluída en el DRAE (1. f. Conjunto de actitudes o comportamientos contrarios a la cultura).
Por lo anterior, se afirma que "a la cultura corresponden LAS ACCIONES Y LOS EFECTOS NECESARIOS E INDISPENSABLES PARA EL CULTIVO DE UN BIEN". Esto porque originariamente cultivar se refiere precisamente al logro de un bien o de algo estimado como bueno; nadie cultiva lo que supone es dañino, perverso, inconveniente o malo; se cultiva lo que suponemos que es bueno, útil, lo que nos conviene, lo que nos pude hacer mejores o, por lo menos, lo que nos hace permanecer en un estado satisfactorio de equilibrio vital. En este caso, la discusión se da en torno a lo que es bien o mal, a su sentido absoluto y relativo, objetivo y subjetivo, que se puede resolver mediante la afirmación: "un bien es todo aquello que mejora al ser particular y total".
Es cierto que esta relación de CULTURA Y BIEN es problemática; pero también es cierto que la precisión filosófica, ética, axiológica, deontológica y teológica superaron hace ya mucho tiempo las dificultades propias en la apreciación del bien o lo bueno.
Lo que interesa, y es importante resaltar, es que entre cultura y bien existe una relación correlativa natural que está presente en el mismo sentido originario del verbo cultivar (colere en latín) o en sus sinónimos en todas las lenguas; más allá, esta relación se encuentra en "la solución a todas las crisis que se presentan en los organismos" y que es considerada hoy, científicamente, por la biología, la ecología, la etología y la sociología general, todas ellas unificadas por la Teoría de la Evolución y su concepto básico de la adapatación orgánica. Así, el bien se puede entender como "aquello que mejora, fortalece, preserva y conserva al organismo", aquello por lo que el organismo se adapta al medioambiente y sobrevive con menor esfuerzo y trabajo (con el menor gasto de energía).
Ver:
http://www.ferratermora.org/ency_concepto_ad_bien.html
http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=11989&cat=teologia
Para cuando se trata de cultivar lo percibido como un antónimo del bien o de lo bueno, es decir, algo apreciado como dañino, malo o perverso, en el idioma castellano o español se creó la palabra ANTICULTURA, incluída en el DRAE (1. f. Conjunto de actitudes o comportamientos contrarios a la cultura).
Por lo anterior, se afirma que "a la cultura corresponden LAS ACCIONES Y LOS EFECTOS NECESARIOS E INDISPENSABLES PARA EL CULTIVO DE UN BIEN". Esto porque originariamente cultivar se refiere precisamente al logro de un bien o de algo estimado como bueno; nadie cultiva lo que supone es dañino, perverso, inconveniente o malo; se cultiva lo que suponemos que es bueno, útil, lo que nos conviene, lo que nos pude hacer mejores o, por lo menos, lo que nos hace permanecer en un estado satisfactorio de equilibrio vital. En este caso, la discusión se da en torno a lo que es bien o mal, a su sentido absoluto y relativo, objetivo y subjetivo, que se puede resolver mediante la afirmación: "un bien es todo aquello que mejora al ser particular y total".
Es cierto que esta relación de CULTURA Y BIEN es problemática; pero también es cierto que la precisión filosófica, ética, axiológica, deontológica y teológica superaron hace ya mucho tiempo las dificultades propias en la apreciación del bien o lo bueno.
Lo que interesa, y es importante resaltar, es que entre cultura y bien existe una relación correlativa natural que está presente en el mismo sentido originario del verbo cultivar (colere en latín) o en sus sinónimos en todas las lenguas; más allá, esta relación se encuentra en "la solución a todas las crisis que se presentan en los organismos" y que es considerada hoy, científicamente, por la biología, la ecología, la etología y la sociología general, todas ellas unificadas por la Teoría de la Evolución y su concepto básico de la adapatación orgánica. Así, el bien se puede entender como "aquello que mejora, fortalece, preserva y conserva al organismo", aquello por lo que el organismo se adapta al medioambiente y sobrevive con menor esfuerzo y trabajo (con el menor gasto de energía).
Ver:
http://www.ferratermora.org/ency_concepto_ad_bien.html
http://www.canalsocial.net/GER/ficha_GER.asp?id=11989&cat=teologia